Monday, December 13, 2010

--Mis escapadas nocturnas.


Estoy feliz de tener mi imaginación que me permite viajar con excelencia y en primera clase sin pagar boleto alguno.Por ejemplo visitar la Torre Eiffel en París, las playas caribeñas o las californianas, la casa de mis amigos en Miami, la gran manzana en NY, puedo también ir a Salt Lake City con sus hermosos Templos, a China y sus curiosas costumbres, y por que no a las tierras desérticas del Oriente.
Hoy elegiré un paraíso ya conocido.
Mi linda Mendoza es la que me recibirá esta noche. Mirare las vidrieras de la ciudad, me detendré a sentir el trafico agitado, el clima y el gentío. Caminare por las Avenidas San Martín y Las Heras, en la calle Entre Ríos me detendré a comprar alpaca como en los viejos tiempos cuando hacia mis aritos. En la calle San Juan visitare a Manuel y Rita, mi pareja favorita. Le prestare atención a cada detalle. Sus veredas estarán lustradas con lampazos con kerosene. Y le darán el calor de sus panos los artesanos y sus maravillas hechas por sus propias manos.
Es que esta tan hermosa.!
Andaré y no temeré a la inseguridad porque es que ella esta tal cual yo la recuerdo, cálida y amigable. Con extensos colores que le dan las fincas de alrededores y su agricultura, en especial los vinedos que me regalan el verde pastel.
Obvio visitare Tupungato. Tomare el Cata que sale a las 4:00pm. Llegare justo para la media tarde, allí mama estará sentadita entre bobinas de arranque, lista para cebarle los mates a papa, con el pan casero con manteca, que ella misma hizo en el horno de barro que esta en el patio. Quizá hasta me atreva a mirar ese viejo programa favorito Gente que busca gente para llorar con ellos, o mejor, por que no escuchar tonadas o a Dardo Carrizo por la radio y sus concursos raros.
Tupungato, estará tan elegante como siempre, con su vestido dorado de otoño, es que esos arboles desnudos me dieron lindos recuerdos, por esas montanas de hojas secas junto a las acequias. Mi portafolio atado a la parrilla de  mi aventurera aurorita, fue el testigo de esas acrobacias infantiles, de quitar mi pie del pedal para patear las hojas y hacerlas crujir.
O quien dice que cuando llegue sea primavera, y todo este renaciendo nuevamente.
O invierno, y que las montanas cercanas estén vestidas de blanco, o mejor de verano, donde las bombitas vuelan indiscriminadamente en carnaval! La calle Belgrano tendrá ese paseo de ida y vuelta de fin de semana, hasta la plaza y de nuevo hasta la plazoleta de la Urquiza. La placita de los juegos estará llena, habrán renovado las pinturas de las paredes hechas por los estudiantes...y todavía va a estar en la esquina la librería de los Luconi, y la heladería de enfrente.

En realidad no importa cuando valla, porque mi pueblo siempre esta atractivo.
Solo tengo que esperar a dormir los ninos esta noche, esperar que Marshall este en la cama, y entonces en ese preciso instante comenzara mi tour....

1 comment:

  1. Me ha encantado! siempre he pensado que recordar es vivir dos veces. Y los recuerdos son tan utiles cuando estamos lejos de lo que amamos!
    Me gusta como escribes, los detalles que incluyes en el relato, lo hace mas sentimental, mas vivido y conmovedor.
    Gracias por compartirlo

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