Extraño extrañarte.
Extraño mi cabeza ocupada para olvidarte.
Extraño la voz que me llegaba como eco de aves, hasta quedarse.
Extraño eso, que me conectaba físicamente al vacío.
El saber que allí estabas, me pensabas...y yo podía cambiar tu mundo con solo mis palabras.
Te daba luz, esperanza, entendimiento.
Risas, letras, el deseo de palpar tu imagen en mi mente.
Una lenta agonía placentera.
Recuerdos donde te creí imposible, sin embargo...no eras inalcanzable...
Sino hasta hoy, si no por mi...
No importa que me digas.
No importa que no digas.
No hay indiferencia que corte esta hebra.
Lo que dicen te idolatra.
A la vuelta de una esquina temblé del miedo al morder de la manzana.
Nada extraordinario para otros, maravilloso milagro según yo.
La dimensión de tu mundo unido al mio, perfectamente coordinado para cambiarme.
Y me enojo, por no ser mas fuerte.
Por no dejar que cubras y llenes mis huecos de temores con tu trabajo diario, tu dulzura, tu hombría.
Por no dejar que dieras lo que busque toda mi vida, y en lo que pierdo la fe cada día...
Y yo cumplir tus suenos, de comprarle sus botines, cuando se que puedo dártelo.
Que estaría dispuesta con tal de que sonrías, feliz y por siempre.
Que cambiaría mis metas por abrazarte en las mananas.
Con manzanas frescas perfumaría el ambiente.
Cepillaría mi pelo por largas horas, para que brille tanto como mi sonrisa por tenerte.
Por ese mundo perfecto completado con tus besos.
Volás de nuevo.
Guardo en esta cajita tu recuerdo, para tomarlo de nuevo otro día en que extrañe, estos delirios míos de necesitar extrañarte....
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